Escribo esto el 02/03/2015 a 12,496 mts de altitud volando sobre el Pacífico, confirmó que soy feliz abordo de los aviones.
Por que me gusta tanto volar? Sin saber exactamente por que, se me ocurren algunas cosas.
No deja de sorprenderme todo el desarrollo tecnológico asociado a poder hacer que un aparato de este tamaño, desafíe la fuerza de gravedad, y nos permita mover a 931 km/h para llegar en relativamente poco tiempo de un lugar a otro, si además revisamos las monerías del avión en turno (hoy toco un Boeing 787 nuevecito), es todavía más impresionante este desarrollo tecnológico. Pensar que hace poco más de 100 años los hermanos Wrigth hicieron su primer vuelo, hace sospechar que todavía nos faltan muchas sorpresas en cuanto a la aviación corresponde.
Por otro lado, el estar aquí arriba es un momento de desconexión absoluto, al no tener internet ni teléfono, con mensajes de trabajo, o en general de cualqueier tipo, permítenos que pueda disfrutar una buena lectura, ver alguna película (en los últimos meses, mis idas al cine son en el avión), escuchar música, dormir un rato, pensar sobre lo que me de la gana, o simplemente, ir baboseando el paisaje por la ventanilla.
También en los vuelos, es interesante saber que si bien uno va por alguna razón especial, cada uno de los pasajeros va por su propia razón especial, vacciona, trabajo, emergencias, visita familiar, o quien sabe cuantas historias personales tendrá cada quien y si bien, no soy muy sociable ni platicador con los compañeros de asiento, el imaginar esas posibles historias puede ser divertido.
En fin, sea cual sea la razón de fondo, el chiste es que a pesar de lo cansado que puede llegar a ser, y mas si tomamos en cuenta que los vuelos de trabajo van acoplados de jornadas complicadas en la chamba, o esperas, revisiones y algunos contratiempos en los aeropuertos, sigo disfrutando el volar y espero seguir haciéndolo.
Entradas
